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Los beneficios del ajedrez que no se utilizan en la escuela

 

El ajedrez, ese juego milenario y misterioso, de origen incierto y virtudes sorprendentes es, desde hace casi un siglo, tema de estudio de científicos e investigadores los que coinciden en señalar que con su práctica se estimulan varias facultades mentales y, además, se forjan patrones de conducta entre los más jóvenes. Incluso, en 1995, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomendó su inclusión en los niveles primario y secundario en todos los países miembros. Sin embargo en la actualidad, sólo en dos países, Armenia y Turquía, el ajedrez es materia obligatoria en todos los colegios.

 

En la Argentina existen 45.000 establecimientos educativos de todos los niveles; la enseñanza del ajedrez alcanza a 3000 escuelas primarias, 1500 colegios secundarios y 150 jardines, los que asisten aproximadamente a 500.000 jóvenes escolares; sin embargo, todavía no forma parte de la Ley de Educación Nacional; su enseñanza es tipo sui géneris, dependiendo del interés de cada provincia.

Andrés Palu uno de los mejores ajedrecistas de la provincia de San Luis, se trata de un talento surgido de los planes escolares de la ULP
Los mayores centros de alfabetización del juego ciencia se registran en San Luis (con enseñanza en 250 escuelas para 45.000 chicos), Mendoza (en 300 para 30.000), Santa Fe (en 250 para 20.000) y la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires (en 220 para 15.000). No obstante, y más allá de la cantidad de practicantes y del afianzamiento de los planes escolares,en la Argentina aún se desestima la utilización del ajedrez como método transversal de enseñanza; se descuida su valor pedagógico. 

Es que la inclusión del ajedrez en las aulas no obedece a la búsqueda de un crecimiento deportivo porque ése no es el eje; de los colegios no surgirán los futuros campeones mundiales. El objetivo es que el ajedrez les brinde a los niños herramientas para desarrollar sus talentos. Porque no alcanza con aprender a mover las piezas: lo valioso es su asociación con las ciencias, en especial con las matemáticas.

En 1999, Stephanie Hale compitió ante Garry Kasparov por Internet
“Quiero resaltar esto: el ajedrez en la escuela puede confundirse con la práctica de un deporte en los colegios -al estilo del fútbol o el básquetbol-, mientras que yo me refiero a su utilización como herramienta pedagógica, que enseña a pensar y transmite valores. Es decir, a una asignatura por sí misma o a un apoyo en la enseñanza de otras asignaturas como las matemáticas, historia, geografía e Internet”, dijo Garry Kasparov, la megaestrella de esta actividad en su visita a La Nación, en 2010.

Investigadores de la Universidad de Tréveris (Alemania) estudiaron durante cuatro años a dos grupos de niños de 9 años de las escuelas primarias en Renania-Palatinado y Olewig;

el grupo A recibió tres horas semanales de matemáticas, y el B, dos de matemáticas y una de ajedrez.

La investigación arrojó que el segundo grupo, pese a que tuvo una hora menos de clase, duplicó en promedio las notas en matemáticas y capacidad lectora del primero. El proyecto Schach statt Mathe (Ajedrez en lugar de Matemáticas) fue replicado en Dresde, Hamburgo y otras diez ciudades más.

 

 

Ya se sabe que el ajedrez estimula el pensamiento lógico y reflexivo, la capacidad de cálculo, abstraccióny observación, activa la memoria, la concentración, la planificación, la motivación y la autoestima. Además, desarrolla la inteligencia cognitiva y la socio-afectiva. El juego, en su reducido ámbito de 64 casillas, se mide con patrones muy estrictos; un error es causal de una derrota, y un acierto, de una victoria; el chico aprende que es responsable de sus actos. Algunas estadísticas señalan que con su práctica disminuyeron levemente los índices de violencia escolar, que hoy golpean las aulas.

 Sin distinción de sexo, ideologías o edades, todos pueden jugar ajedrez. Quienes estudiaron los beneficios de su práctica sostienen que se rige por dos premisas esenciales: la paciencia, para el ejercicio de la reflexión, una antítesis en los tiempos modernos de inmediatez que propagan Internet, los videojuegos y el zapping, y el respeto hacia el rival, de quien hay que esperar la respuesta para recién ejecutar el siguiente movimiento.

Sin dudas el ajedrez es una herramienta pedagógica que enseña a pensar y lo hace de manera lúdica, entretenida. Los niños ejercitan el “aprender jugando”. Por ello sus beneficios en las aulas van más allá del tablero.

http://blogs.lanacion.com.ar/ajedrez/sin-categoria/los-beneficios-del-ajedrez-que-no-se-utilizan-en-la-escuela/

 

 

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