Por Natalia Blanc, LA NACION, DOMINGO 26 DE JUNIO DE 2016

Muchas actividades, un sólo lugar. Foto: LA NACION / Santiago Filipuzzi 

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La exitosa Noche de la Filosofía, que el año pasado reunió a más de 20.000 personas en su primera edición porteña en el Centro Cultural San Martín, volvió a convocar a una gran cantidad de asistentes en una jornada dedicada al pensamiento y el intercambio de reflexiones entre los filósofos y el público. Esta vez, con las seis plantas del CCK como sede, cuarenta pensadores argentinos y extranjeros abordaron cuestiones variadas (de la identidad a la idiotez, de la privacidad en la era digital al fetichismo de la imagen) en ponencias que, en muchos casos, se desarrollaron en forma simultánea. Con Marc Augé como una de las figuras centrales, la noche filosófica se extendió hasta las 3 de la madrugada.

Organizado por el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, junto con las embajadas de Francia y Alemania, el encuentro gratuito ofreció al público la posibilidad de dialogar con los pensadores en el espacio del ágora, ubicado en la terraza de la Sala Sinfónica. Allí, hubo primero una sesión de dibujo en vivo a cargo del historiador y dibujante francés Julien Berjeaut. Disfrutaron de su performance artística muchas parejas con chicos, que habían llegado temprano para asistir a los talleres del grupo El Pensadero en el espacio del tercer piso dedicado a la infancia. La amistad y la libertad fueron los tópicos elegidos este año por los docentes del equipo para reflexionar junto con numerosos chicos de 6 a 14 años que compartieron las actividades junto con sus padres.

Como sucedió en 2015, el espacio del ágora fue uno de los más concurridos. La alemana Katja Crone, especialista en filosofía del espíritu y del lenguaje, fue quien inauguró la maratón de debates con el público. Media hora antes había sido también la primera en presentar su ponencia ("Identidad personal y las funciones de la autopercepción") en uno de los auditorios colmados del cuarto piso. Juan José Sebreli y Alejandro Rozitchner, figuras entre los filósofos argentinos, dictaron sus respectivas conferencias a las 19.30 y luego participaron también del ágora. Con dos ponencias, Augé fue la gran estrella de la noche. También las mesas de ping pong de Rirkrit Tiravanija y las reposeras de Delia Cancela, ubicadas en la plaza seca, donde se ubicaban los puestos de comida.

En La Noche de la Filosofía, la mayoría tenía que decidir si esperaba media hora para escuchar a su pensador favorito o si se internaba en los innumerables recovecos del edificio para disfrutar de otras opciones: comida argentina, francesa y alemana, música o teatro junto a La Gran Lámpara. Como dice la sabiduría popular, todo al mismo tiempo no se puede.

http://www.lanacion.com.ar/1912699-la-noche-de-la-filosofia-probo-que-pensar-es-para-insomnes