Reino Unido lleva semanas inmerso en una crisis por el elevado costo de vida que ha desatado una gran frustración entre sus ciudadanos, dando pie a un número cada vez mayor de huelgas y al surgimiento de iniciativas que llaman a boicotear las facturas de la electricidad y el gas.
La ola de huelgas de trabajadores que ven imposible llegar a final de mes ante el creciente aumento de precios ha sido bautizada por la prensa británica como "el verano del descontento". El término hace alusión a las protestas registradas a finales de la década de 1970 en medio de una grave crisis económica y que fueron denominadas entonces como "el invierno del descontento".
Y es que la preocupación domina el debate político británico y plantea un difícil reto tanto para el gobierno como para la oposición.
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