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Dos psicólogos que cambiaron la economía y un libro fascinante

El periodista económico, Michael Lewis, lo logró otra vez. Hizo fácil lo difícil: contar la vida fascinante de Daniel Kahneman y Amos Tversky, creadores de la economía del comportamiento.

 

Por Ezequiel Burgo, Clarín, 6 de mayo de 2017

 

Amos Tversky y Daniel Kahneman, hippies en los años setenta.

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The Undoing Project, el último libro de Michael Lewis, cuenta la vida y obra de los psicólogos israelíes Daniel Kahneman y Amos Tversky, cuyos aportes llegaron a la economía. Por ello, Kahneman obtuvo en 2002 el Premio Nobel.

A continuación, cinco motivos sobre por qué leer este libro de Lewis:

1. Por la falacia de la autoridad.

No importa qué dice sino quién lo dice. Y Lewis, consolidado en las últimas décadas como una autoridad (a nivel mundial) en materia de libros de divulgación y periodismo económico, aplica para esta máxima. Estadounidense, ex London School of Economics, es autor de varios libros con excelentes críticas, entre ellos Poker el mentiroso (un relato sobre el Wall Street de los 80), Moneyball (el éxito de un entrenador de béisbol que aplica el análisis estadístico para evaluar sus jugadores) y Big Short (sobre cómo se gestó la crisis de las subprime en 2008-2009). Los últimos dos fueron llevados al cine de la mano de actores como Brad Pitt (Moneyball) y Christian Bale (Big Short).

2. Leyendo biografías de economistas, se aprende de economía.

En los últimos años, el género biografía de economistas fue explotado tanto por periodistas como por académicos. Van tres ejemplos: la obra del periodista de The Guardian, Francis Wheen, sobre Karl Marx, el libro del profesor de economía de Warwick, Robert Skidelsky, sobre John Maynard Keynes y el de Jeremy Adelman sobre Albert Hirshman. El libro de Lewis, sobre la vida y obra de Kahneman y Tversky, se ubica sobre esta misma avenida de la literatura económica de no ficción. Lewis escribe para el público no especializado y eso lo hace accesible. La mala noticia: aún no está traducido al español.

3. El tema que subyace en el fondo del libro (cómo las personas tomamos decisiones) resulta relevante.

En muchas actividades, y cada vez más gracias al relevamiento de datos, las decisiones de los expertos son respaldadas por muestras estadísticas más y más amplias. En la medicina, en la ingeniería, en los gobiernos, en la política y hasta en la economía. Pareciera entonces que más información es sinónimo de más capacidad de predicción. Los modelos se perfeccionan y llegan a aplicarse a actividades como por ejemplo el deporte. El libro cuenta que Houston Rockets elige sus jugadores en base a uno de estos modelos que acumula cantidades de jugadas, tiros, asistencias, kilómetros recorridos de cada jugador.

4. Por qué las personas cometen errores a la hora de decidir.

Resulta el aspecto acaso menos novedoso del libro de Lewis: la divulgación de las ideas de Kahneman y Tversky. Ambos fueron los padres de la economía del comportamiento. La crearon en los 70, aunque esta recién explotó en los últimos diez años. Para muchos, la economía del comportamiento enfrenta hoy su curva descendente mientras la frontera de producción académica explora nuevos horizontes. Aun así, Lewis deja en claro en los doce capítulos de su obra que uno de los temas que atraviesa la obra de Kahneman y Tversky es que las personas no eligen ‘cosas’ sino ‘descripciones de cosas’. “Nadie toma una decisión por un número”, dijo Kahneman. “Necesitan una historia”. Por ejemplo un individuo prefiere no perder 100 dólares antes que ganar 100 cuando tiene las mismas probabilidades de uno u otro resultado. Esto supone una asimetría en la toma de decisiones y las personas (muchas veces) fallan en contextualizar, evalúan opciones de manera aislada, bajo situaciones de alta incertidumbre y con información incompleta. La aversión a perder supone estrategias más conservadoras, mientras que el exceso de autoconfianza incentiva a tomar más riesgos. Hace poco, un paper presentado en la Universidad de Columbia reportó que el periodismo económico está más sesgado a publicar noticias negativas sobre el mercado que positivas porque los editores temen animar a los lectores a comprar un activo y hacerles perder dinero que transmitirles prudencia y perder la oportunidad de obtener una ganancia.

5. La vida de Kahneman y Tversky, de novela.

En 1968 ambos se encontraban en el Departamento de Psicología de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Pero ambos venían de una vida que no había sido sencilla. Tversky había nacido en Israel y había sido un héroe de guerra. Cuando le preguntaron por la inteligencia artificial respondió: “nosotros estudiamos la estupidez humana”. Y creía que lo mejor que podría tener un investigador es tiempo libre. “Uno desperdicia los años por no ser capaz de desperdiciar las horas”.

Kahneman, por su parte, nació en Tel Aviv pero pasó su infancia en París. Después de la guerra su familia emigró a Palestina. También pasó por el ejército. Fue quien elaboró un sistema de reclutamiento en la fuerza aérea israelí en base a estadísticas y cifras que permitían emplear a los mejores para sus cargos. Tversky y Kahneman eran nietos de rabinos. Ambos se conocieron en Tel Aviv en los 60. “Tel Aviv era pobre. Pero Jerusalem más aún”, narra Lewis de manera exquisita. Vale la pena.

 

 

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