La utopía del sentido común único en la sociedad contemporánea
En el siglo XX podía pensarse que el Estado y la prensa podían construir preferencias hegemónicas en los ciudadanos o consumidores. Hoy, no habría que subestimar que el consumo es volátil y cambiante, aun cuando sea crea ingenuamente que las redes sociales “crean” la realidad.
Agustín Garetto*, Perfil.com, 10 de febrero de 2025
Suele creerse la idea de que los “nuevos” populismos son lectores asiduos de Antonio Gramsci. Lo que asocia a Gramsci con los primeros es la cuestión de la batalla cultural y la construcción del sentido común, que claramente no son temáticas exclusivas de los populismos, más bien corresponden a todo proyecto político y, en consecuencia, a todo proyecto de poder (por ello Gramsci).
Posiblemente uno de los pocos consensos en la teoría política respecto a la categoría “populismos” es que estos se caracterizan por la construcción de un pueblo, una comunidad.
En general, basándonos muy por arriba de la teoría de Ernesto Laclau, podemos decir que el populismo es un proyecto político volcado a representar demandas variadas, divergentes, bajo símbolos y premisas que refuerzan la unión de los disgregados.
Pero Gramsci escribió hace un siglo donde la sociedad aparentemente estaba desordenada, nuevos regímenes intentaban darle cierto orden (como el fascismo) y donde no existían las redes sociales (estas últimas no pueden ser despreciables en cualquier análisis social).
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